la palabra liberada

trabaia Nego

, por trenzando lenguas

Es temprano, las pestañas dejan de habrasarse y se habren. Un pie pisa el piso, hace caso al aviso de la hora que ya llego, el segundo pie avanza con la esperanza de no doblarse por que el cansancio acumulado de generaciones pesa y ni siquiera la voz que reza pasa inadvertida de esta gran presión.

Con gran pasion se hecha a andar. Camina por veredas estrechas entre montañas altas. Los arboles son artefactos, herramientas extencion de sus propios brazos. Las huellas en el camino son fotografias presisas de su cansancio. Kilometros despues de años vueltos centimetros en una regla vertical que mide intensidad. Mientras, los cultivos de cafe brillan colorados, abundantes y colgados por el peso del fruto.

Levantate y trabaja. Dulce y sonriendo se acumula el esfuerzo. El tiempo para el almuerzo es breve y tiene que aprovecharlo porque la noche es mujer que se encarga de servir el último plato del día y no hay más.

Dulce y sonriendo, esa es la actitud de quien no tiene miedo a la altitud. Se encuentra acompañado y eso lo motiva, acompañado es una condicion que lo hacerca al estado enervado donde el individuo desaparece y el colectivo se enorgullece. Acompañado de más, de muchos más que aparecen como armas. Tejido de ramas. Todo puede ser jamás.

Dime negro, ¿A quien amas que te traspasa vigor aún que los ojos solo encuentren horror?
El honor a sido utilizado como un pañuelo que almacena deshecho, acostumbrado a morir por la espalda con espada o con estaca, misil que contraataca.

Dulce y sonriendo, así es como trabaja el negro que todas las tardes se reune con amarillos, cafes, blancos, apiñonados. Todos con la misma flajelación adherida al lomo. Es intensamente feliz pues sabe que esta creciendo para desnucar al infeliz superestructural que desde niño se incorporo a su espina dorsal. Insesantemente convence al cansancio de que no hay otro tiempo ni otro espacio para reciclar la basura vuelta habitaciones de minimas proporciones. Para reciclar el ruido interferencia que anhela ver convertido resistencia.

Se hace tarde en la noche y decide regresar. Frijoles y arroz son el combustile de sus sueños, aunque en realidad duerme poco porque lo obscuro tambien entrena y vida dime porfavor qué enseña. Que luchar es una obligación pues por más interminable permanente que sea la revolución dejar de trabajar por ella implica aceptar la humillación de ser la única especie que en vez de buscar la supervivencia, busca la antiexistencia.

Por eso trabaja, dulce y sonriendo...TRABAJA.

P.-S.

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