Carta de Mario González, estudiante y activista de CCH Naucalpan, actualmente preso

“No entro en vuestra pretendida moral que predica el respeto a la propiedad como una virtud, mientras que en realidad no hay peores ladrones que los propietarios”.

A. M Jacob.

Soy Jorge Mario González García, estudiante de CCH, preso en el Reclusorio Norte. Mi situación ha sido comentada en distintos medios de comunicación masiva donde me señalan como un “líder estudiantil violento” y me califican de delincuente; mi detención se ha utilizado para desprestigiar al movimiento estudiantil del que formo parte, a la vez que por mi participación política se ha alargado mi proceso y mi encierro.

Al ser un estudiante organizado y políticamente activo, mi detención ha estado llena de irregularidades, incluso me informaron que mi expediente está considerado como “caso especial” por el hecho de pensar y ser diferente, por ejercer mi derecho a la libertad de expresión, por manifestar mis inconformidades, luchar contra lo que considero injusto y ser antiautoritario. Durante este tiempo, en varias ocasiones he recibido un trato discriminatorio en el Juzgado por parte de varias empleadas, me dicen que es porque están en contra del movimiento, que dañamos a la UNAM y que ellas también son universitarias, al parecer su única fuente de información es lo que dicen los medios.

Lo que no se dice en los noticieros y la prensa escrita es que las autoridades de la UNAM están constantemente interesadas en privatizar la educación que se imparte en esa institución, recientemente han intentado imponer al CCH una actualización del Plan de Estudios, conocida como Reforma de los 12 puntos, sin informar en qué consiste, estos son cambios que forman parte de las recomendaciones de la RIEMS (Reforma Integral de la Educación Media Superior). Al momento de que algunos grupos de estudiantes iniciamos campañas de información sobre esa reforma, las autoridades universitarias comenzaron a hostigarnos sistemáticamente. El primer ejemplo fue la expulsión de 7 compañer@s CCH Naucalpan que fueron agredid@s por trabajadores del plantel; el 5 de febrero cuando nos manifestábamos frente a la dirección por su reinstalación, porros de la FEN nos agredieron y la policía estatal ingresó al plantel y detuvo a 10 estudiantes. A eso le siguieron después de varias movilizaciones, entre ellas la toma de Dirección General de CCH y la toma de Rectoría, en las que también se demandó la cancelación de los procesos penales iniciadas el 5 de febrero y la revisión de la reforma a los CCH. Es claro que toda esta movilización inició por la estructura autoritaria de la UNAM.

Fui detenido después de un foro sobre la reforma al plan de estudios de los CCH cuando llevaba comida a l@s ponentes del foro. El delito del que se me acusa por parte de la empresa walmart es robo calificado, significa que fue con violencia cuando nunca violenté a nadie, sin embargo un vigilante de la tienda y un policía han hecho declaraciones falsas y aunque existen videos que pueden probar que mienten, no los presentaron; con su declaración ellos buscaban asegurarse de que me trasladaran al reclusorio y que la sentencia fuera lo más alta posible. Estoy preso por tomar comida, comida que se volvió negocio a pesar de que es una necesidad de tod@s, comida que cuando está a punto de caducar se tira a la basura para que nadie pueda comerla, come quien tiene para pagar cuando el salario mínimo es de menos de $65 por día. Es un crimen que quienes trabajamos y estudiamos no podamos satisfacer nuestras necesidades básicas y si tomamos comida nos encarcelan, porque “robar es un delito”, como si estuviéramos condenad@s a recibir migajas de los dueños del dinero.

Walmart es una empresa multinacional que en su ambición por expandirse ha llegado hasta nuestras zonas arqueológicas en el caso de México, ha buscado invadir cada rincón del planeta para que estemos condenad@s a consumir hasta llegar al punto de sentir como necesidad la presencia de estas empresas en todo lugar donde estemos. Además, los productos en venta, primero los producimos nosotr@s y después los compramos, en un sistema de esclavitud. Vivimos en una esclavitud moderna en la que nuestra vida está dedicada al consumismo y la competencia, y donde si sales de estos lineamientos eres considerad@ como delincuente e inadaptad@ social; decidí no vivir así, no permitir que me siguieran esclavizando, ni que me obligaran a aceptar sus reglas ni a jugar su juego; decidí tomar lo que por derecho es justo, expropiar para el beneficio de tod@s, no pedir lo que necesito, sino tomarlo, no aceptar la miseria, que es algo que no merece nadie, quiero vivir dignamente, satisfaciendo mis necesidades básicas como comer sin depender de un dinero que no tengo, y no por no trabajar, sino por falta de oportunidades dignas de empleo, preferí tomar comida de una empresa que nos roba todos los días. Walmart es un monopolio que sólo busca enriquecerse con el sudor del trabajo sus emplead@s (incluyendo a menores de edad), a quienes les paga bajos salarios, a quienes tiene en malas condiciones de trabajo, que discrimina a sus empleadas por el hecho de ser mujeres, que viola los derechos laborales, que está envuelto en escándalos por corrupción, evasión fiscal, y sobornos para seguirse expandiendo, que afecta a pequeños comercios, mercados, tianguis y daña al medio ambiente. Y es la misma empresa que me llama a mi “delincuente”. ¿Robar es un delito? No en todos los casos, no para trasnacionales como walmart.

Ver en línea : Libertad a Mario González

P.-S.

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