La violencia cotidiana a la que estamos sometidos bajo la dictadura del capital y su órgano defensor el estado en definitiva nos son equiparables a los signos de rabia y frustración que sectores consientes del proletariado despliegan como tácticas; y advertimos desde este momento que los anarquistas como entes endógenos del proletariado abrazaremos y reivindicaremos las dignas manifestaciones del descontento del pueblo, contribuyendo a que estas asciendan cualitativamente.