Denuncia y protesta por los 43. Levantamiento de plumas y limpieza electoral en Palo Alto y Chilpancingo.

Denuncia y protesta por los 43. Levantamiento de plumas y limpieza electoral en Palo Alto y Chilpancingo.
Palo Alto y Chilpancingo, domingo 24 de mayo de 2015
Vientos de lucha se respiran en Guerrero. A pesar de que el Estado mexicano ha querido invisibilizar y condenar al olvido el caso de la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas, al mismo tiempo que mantiene una política de desmantelamiento del sistema de educación de normales rurales; los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa siguen organizando acciones de resistencia a estas políticas de Estado.
El pasado domingo 24 de mayo, como parte de las actividades de denuncia y protesta a ocho meses de impunidad del caso Ayotzinapa, alrededor de 60 estudiantes de esta normal tomaron la caseta de Palo Alto- Acapulco en ambos sentidos. Acompañados de algunas personas de organizaciones sociales y otras a título individual, arribaron alrededor de las 11 de la mañana a la caseta de Palo Alto.
La acción fue pacífica y consistió en “levantar las plumas” y permitir el libre paso a los automovilistas particulares, transportistas de carga y pasajeros así como motocicletas que circulan por esta autopista que tiene un destino turístico importante en la región como es el puerto de Acapulco. “Las autopistas deberían ser libres” comentan los estudiantes.
Al arribar, los empleados de la caseta de cobro tranquilamente recogen su caja registradora con valores, sus pertenencias y se retiran a las oficinas. Para algunos de ellos, más que alarmarse, el tiempo de las tomas resulta un descanso, de las largas horas sentados o de pie cobrando, haciendo el trabajo sucio al monopolio de peaje IAVE y CAPUFE (Caminos y Puentes Federales), cuyos dueños también detentan el control de monopolios financieros como Grupo Carso y BBVA Bancomer.
Los estudiantes se distribuyen en cada caseta y se reparten las tareas; repartir volantes con la información de los 43, decidir quién se acercará a los conductores para “botear” y bloquear o quebrar las cámaras de video instaladas en la caseta por temor a represalias. Casi no gritan consignas, aunque sí se oyen algunas como ¡Ni perdón, ni olvido, castigo a los asesinos! Un estudiante se acerca a un automovilista para pedirle una cooperación. La contribución de los automovilistas al movimiento es voluntaria, no se obliga a nadie a pagar una tarifa, ni siquiera a autos con propaganda del PRI o de otro partido, las verdaderas cuotas las impone grupo IAVE y no es voluntaria.
El boteo en las casetas es una acción política que por una parte ha contribuido a solventar algunas necesidades materiales del movimiento de denuncia y esclarecimiento de la desaparición forzada de sus 43 compañeros y por otra es una forma de presión al poder político y económico para que dé solución a sus demandas centrales: condiciones dignas para el funcionamiento del internado, vida académica favorable para la formación de profesores rurales y esclarecimiento de la desaparición y asesinato de sus compañeros. Cumplidas estas demandas los normalistas estarían en sus aulas y no en las casetas. Treinta y cinco minutos después de iniciado el boteo, llegaron más de 700 efectivos de la policía estatal y federal distribuidos en 20 camiones pasajeros de la línea Costa Line y Estrella Blanca y seis camionetas oficiales para dispersar a los 60 estudiantes. Éstos se retiran rápida y pacíficamente para evitar enfrentamientos.
Sin embargo, aún con la presión social, el poder político mira hacia el horizonte electoral, la batalla por quien administrará la riqueza que generan los millones de mexicanos. El hartazgo de los normalistas se manifiesta retirando la propaganda electoral de algunas calles aledañas al centro de Chilpancingo. La basura de papel y plástico es tanta, que hay que llevarla a sus depósitos oficiales: la casa del mal gobierno de Guerrero, donde finalmente fue quemada. Son desechos que se deben eliminar pues carecen de un valor para la gente. La represión sigue a los normalistas y su paso hacia el centro de Chilpancingo es bloqueado, así como se escuchan detonaciones de la policía que provienen desde el interior del Palacio de Gobierno estatal. La presencia de los normalistas es molesta para el poder político estatal, los incomoda pues les recuerda su origen criminal y saqueador.

En el Chilpancingo de los de abajo, la presencia de los estudiantes no causa temor, sino que deja una sensación de dignidad de quien no se calla, por sus calles se plasman esténciles y murales multicolores que denuncian junto a ellos lo que nos mantiene a muchos en las calles gritando: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43 ¡JUSTICIA!