El ‘Clintonismo’ se define

El ‘Clintonismo’ se define

Por Mumia Abu-Jamal

Durante bastante tiempo, he usado el término ‘Clintonismo’ para describir los peligros del neoliberalismo. Pero nunca he definido el término, y por lo tanto, pudo haber pasado inadvertido por algunos lectores, aún no asimilado o definido.

Entra Noam Chomsky, tal vez el más leído intelectual estadounidense, aunque por lo regular, se lee en otros países.

Hace unos años, el periodista y académico David Barsamian planteó una pregunta a Chomsky, y el siguiente intercambio se publicó en el libro How the World Works (Cómo funciona el mundo), Soft Skull Press: 2011):

Barsamian:

Podemos entender mucho sobre una sociedad al observar su sistema de justicia. Quisiera preguntarle si nos podría comentar un poco acerca de la Ley de Control de Crimen [de 1994] instigada y firmada por el ex presidente Bill Clinton, la cual autoriza la contratación de 100,000 policías adicionales, campos de entrenamiento militar para jóvenes, más dinero para prisiones, la ampliación del uso de la pena de muerte en alrededor de 50 nuevos delitos, y la clasificación de membrecía en una pandilla como un crimen federal ––algo muy interesante dado que se habla de la libertad de asociación en la Carta de Derechos de la Constitución de Estados Unidos.

Chomsky:

Fue aplaudida con gran entusiasmo por la ultra derecha como la mejor ley anti-crimen en la historia del país. Multiplicó tremendamente, por un factor de cinco o seis, el gasto federal para la represión. No contiene ni una sola solución constructiva. Como resultado de esta iniciativa, hay más prisiones, más sentencias más duras, más sentencias de muerte y más delitos nuevos, incluyendo la ley de “tres strikes”, que ordena una sentencia de cadena perpetua para una persona que tiene tres casos de reincidencia.

No está claro cuánta más presión, o cuánto más declive y deterioro social serán aceptados por la gente.

Una táctica es simplemente acorralar a la gente en los barrios urbanos marginales ––que en efecto, son campos de concentración–– y permitir que se destrocen el uno al otro. Pero los acorralados tienden a fugarse de ahí y afectar los intereses de los ricos y privilegiados. Entonces, hay que fortalecer el sistema carcelario, el cual, por cierto, es un estímulo para la economía.

Es natural que Clinton haya adoptado esa ley anti-crimen como una iniciativa social mayor, no solo por un motivo político, es decir azuzar la histeria, sino también porque la ley refleja la perspectiva general de los llamados “nuevos Demócratas”, los cuales conforman el segmento del Partido Demócrata orientado a los negocios, al que Clinton pertenece”. [Pp.154-155]

Existe un viejo refrán: Lo barato sale caro.

Aquí les tengo otro: Disfruten de lo votado.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-JAmal