Aquel 1 de febrero de 2000
El 1 de febrero de 2000, en prepa 3, ocurrió un evento que hoy a 19 años quiero compartir.
Ese día AUA decidimos hacer la asamblea ahí en prepa 3, cuando llegamos ya habían formado un perímetro los granaderos del DF, los compañeros estaban cercados, de pronto a lo lejos vimos una formación militar, al acercarse se abrió el cerco de granaderos, para darles el paso franco.
Después de que la PFP entró corriendo “a paso veloz “, en fila de dos, y tomó por asalto la prepa, llevaron camiones de pasajeros y ahí metieron a todos los que cupieron, 352 detenidos, pero resulta que no cupieron todos y varias decenas de muchachos quedaron en espera, en la calle afuera de la escuela, quizá serían como 60, unos de pie y otros sentados en la banqueta.
Estaba yo con Alfredo Velarde observando, nos dimos cuenta que los soldados vestidos de gris, carecían de toda disciplina, estaban desordenados, seguramente porque era su debut, heroico.
Me percaté que entre los muchachos, casi en la orilla donde estábamos, se encontraba Mauricio Bueno (Balu) de los de la embajada gringa en diciembre de 99, libre bajo fianza. Le dije a Velarde que yo trataría de chisparlo, rompí el cerco de granaderos,con la Cédula Profesional en la mano, me dirigí a Mauricio y le dije: sígueme, no se movió, entonces lo empecé a jalar del “peto” del pantalón y lo obligué a caminar, cuando llegamos al cerco les dije a los granaderos: con permiso, señores, se abrieron y salimos. Con miedo de que nos fueran a regresar, rápido se lo entregué a Velarde, le dije: desafánalo y se lo llevó.
Como resultó tan fácil, repetí el numerito cinco o seis veces, hasta que los granaderos me pararon y ya no pude chispar a más compañeros, ojo fueron los granaderos, no los pefepos, los que me pararon, entonces me paré en medio de los muchachos y grité: quien viene al mando. Nadie contestó. Volví a gritar, más fuerte: quien viene al mando. Entonces salió un teniente desgarbado, que dijo: yo, que quiere.
Le pregunté, con la cédula en la mano: ¿Cuál es la situación jurídica de los muchachos?, a lo que respondió LEVANTANDO LOS HOMBROS, yo entendí que decía: NO SE, entonces volví a preguntar: ¿Están detenidos?, recibiendo la misma respuesta, de levantar los hombros. Entonces me volví a los compañeros diciéndoles: VÁMONOS COMPAÑEROS, NO ESTÁN DETENIDOS; los muchachos no daban crédito, no se levantaban, fui a levantarlos uno por uno, hasta que vieron que los pefepos y los granaderos no decían nada, empezaron a levantarse, se formaron y salimos del cerco de granaderos.
Empezó un periplo judicial que duró hasta 2005, cuando terminó el proceso de Alejandro Echeverría Zarco.
A casi dos décadas de distancia, me sería muy grato escuchar o leer la versión de alguno de esos muchachos, ahora señores, de esa anécdota que puede parecer inverosímil, pero es verdad.
Ya no toco lo de Mario Benítez, que es parte de ese día.