No habrá paisaje después de la transformación
Layú bee
Nuestras abuelas y abuelos fueron los primeros que anduvieron estas tierras, conocieron sus caminos, árboles, plantas, trazaron rutas y se encontraron entre pueblos distintos a veces enemistados, a veces compartiendo el hacer del territorio, otras como hermanos o familia; de ellos aprendimos que lo que habita no es sólo naturaleza y que Layú bee está repleto de otros seres que se cruzan de vez en vez en los caminos, las milpas, las cuevas, el agua, el mar para hacer presente su voz, aprendimos pues, a escuchar y que a ella se le conoce andándola, así es como se descubre la forma tan íntima en la que estamos relacionados, aunque nuestros pueblos sean distintos, lo que sucede en un lugar irremediablemente afecta a otros.
(Niltie)
Layú bee (tierra angosta) es como se nombra en diidxazá a esta región conocida como Istmo de Tehuantepec, que se encuentra en el extremo oriental del estado de Oaxaca y al sur del de Veracruz, abarcando al oriente algunas porciones de Chiapas y Tabasco. Layú bee es, como su nombre lo indica, la zona más angosta entre los mares del Golfo de México y del Oceánico Pacífico, separados por un estrecho de tierra de 300 km.
En Layú bee se encuentra una inmensa diversidad natural, en sus bosques y selvas se albergan 10 ecosistemas diferentes que representan el 10% total de la biodiversidad del planeta. Sus macizos boscosos son los encargados de regular la diversidad de climas presentes y son el punto de encuentro de millones de plantas y animales, uniendo el hemisferio norte con el sur con la flora y fauna del trópico seco del Pacífico con la del trópico húmedo del Atlántico.
Desde la parte norte de Layú bee, en la Sierra de Santa Marta o Sierra de los Tuxtlas se encuentra 940 especies de plantas, 80 helechos, más de 1200 especies de insectos, 122 especies de reptiles y anfibios, más de 440 especies de aves y 115 especies de mamíferos; y esto sólo de las especies descubiertas a la fecha. Esta zona se encuentra bañada por el río Papaloapan, cuyas redes fluviales desembocan en los ríos Coatzacoalcos, Uxpanapa y parte del sistema Grijalva-Usumacita, formando durante su camino estuarios, meandros, manglares, ciénagas y pantanos y es resguardada por los pueblos tannundajïïyi y nahuas.
En la parte central de Layú bee, se encuentra la Selva de los Chimalapas donde abunda una inmensa riqueza de flora y fauna que hace de esta selva una ecorregión interdependiente en sí misma. En esta habitan 445 especies de mariposas diurnas; 149 especies de mamíferos, lo cual equivale al 32% del total nacional de estas especies. Además se encuentran 464 especies de aves, lo que equivale a un tercio del total en el país; 54 de anfibios y 105 especies de reptiles. Esta selva, por sí sola, alberga casi un tercio de la biodiversidad total del país, además, en estas tierras se produce naturalmente el 40% de todos los escurrimientos de agua superficial, es decir ríos y arroyos, de México.
La Selva de los Chimalapas, la Sierra de Santa Marta y el Uxpanapa en su conjunto cuenta con diversos tipos de ecosistemas que van de bosques de clima templado, bosques de niebla, selvas tropicales húmedas, los cuales forman parte del último relicto de selvas en buen estado de conservación de Mesoamérica. Esta variedad de ecorregiones presentes en Layú bee, constituyen parte de la zona de máxima concentración de la diversidad vegetal en México y de uno de los grandes centros de endemismo florístico del área cultural conocida como mesoamericana.
El correr de estas aguas termina en las planicies costeras del Golfo de Tehuantepec, habitado por pueblos binnizá, angpón, ayuuk y slijuala xanuc’, en el extremo sur de Layú bee se forman suelos fértiles que favorecen el desarrollo de la vegetación del Istmo Sur y que desembocan finalmente en los sistemas lagunares costeros, los mayores del Pacífico Sur mexicano. Entre los que sobresalen las lagunas Superior e Inferior y mar Tileme, habitadas por el pueblo ikoojt, que moldean el territorio de está última parte del litoral.
Pero sabemos, y nos consta, que Layú bee no es una región prístina y paradisiaca, ya oímos y leímos a los grandes defensores del mesías, escribiendo y balbuceando: “¿en donde ven toda esa vegetación?”, “son ecologistas o ambientalista pagados por la mafia del poder”, “¿dónde estaban cuando Obrador era del PRI?” (a no, esto último no) y un sin fin de etc., por eso respondemos como han dicho lxs hermanxs zapatistas: “ya no hay debate”. Lo sabemos, este territorio es un campo agonizante por los diversos emprendimientos de “progreso y desarrollo” que los finqueros del pasado han realizado.
Layú bee, con su amplia riqueza natural, ha cambiado su paisaje, se ha deteriorado por la explotación de mantos petroleros y azufreros; por el aumento de la capacidad de refinación del crudo en sus dos costas; el establecimiento de grandes complejos petroquímicos; la instalación y operación de un complejo sistema de transportes; gasoductos y oleoductos; el crecimiento de la zona urbana y del corredor industrial Coatzacoalcos-Minatitlán.
A esto, se han sumado los sistemas de transportes de carga pesada, terrestres y marítimos, para conectar las regiones petroleras desde Coatzacoalcos hasta Salina Cruz, que se conectan a su vez con las regiones petroleras del norte de Chiapas, Tabasco y Campeche; además de la ganaderización extensiva concentrada en el sur de Veracruz y gran parte de Tabasco; la expansión de una agricultura intensiva tecnificada y de plantaciones forestales comerciales, el uso indiscriminado de agroquímicos y fertilizantes sintéticos, y la explotación maderera han hecho mella en los bosques y selvas.
Se han devastado decenas de miles de hectáreas de selvas tropicales húmedas y más del 80 por ciento de los ecosistemas de humedales en el delta del río Coatzacoalcos, donde se suma la contaminación del aire, suelo y, sobre todo, de los cuerpos de agua debido a las refinerías y al uso industrial del suelo. Ocurre lo mismo en el río Tonalá, en la laguna del Ostión y en las aguas del litoral del Istmo Norte, que reciben fuertes descargas bacterianas y microbianas derivadas de las aguas negras de uso humano, para hidrocarburos y de metales pesados.
Todos esto lo sabemos y desde siempre lo denunciamos y nos hemos enfrentado a ello, así como a los finqueros encargados de llevar a cabo este “progreso y desarrollo”, que hoy tiene sus consecuencias a lo largo de todo Layú bee. Es por ello que hoy, con el nuevo finquero que responde al mismo capataz al que respondieron sus antecesores, continuamos apareciendo y nombrando esta biodiversidad que constituye nuestro territorio y que nuevamente se encuentra en riesgo.
Nuestra diversidad de ecorregiones no son solo parte de un paisaje agonizante, no. Layú bee también es vida, son historias, cuentos, mitos y leyendas; son palabras andantes y pasos que conversan. Somos abuelxs, madres, padres, hijxs y nietxs. Somos tejidos que cuentan el pasado para seguir viviendo el presente, son las fiestas que nos recuerda que, a pesar de las adversidades, el reunirnos, convivir y compartir sigue siendo parte fundamental de nuestras vidas; son pasiones (peregrinaciones) a nuestros cerros y al mar, sagrados para nosotrxs que aquí habitamos; son las flores que en el panteón y en nuestros altares nos conectan con nuestros ancestrxs; son cuidadores de la montaña andando en la selva; son andantes nadando los humedales costeros y brazos trazando las redes fluviales.
Layú bee lo constituimos raíces históricas profundas, somos los mokaya (gente de maíz) que hace 3600 años aquí habitaron y que hoy somos lxs angpøn (zoques), ayuujk (mixes) y tannundajïïyi (popolucas). Hemos echado raíz e historia aquí nosotrxs lxs binizaá (zapotecas), ikoots (huaves), slijuala xanuc’ (chontales) , o’ de püt (zoques de Chiapas) y lxs yokot’an (chontales de Tabasco). Estamos presentes aquí el pueblo afromexicano; nos acompañan también nuestrxs hermanxs tsa ju jmí’ (chinantecos), ha shuta enim (mazatecos), ñuu dau (mixtecos) y lxs bats’i k’ op (tsotsiles). Pueblos que fueron desplazados de sus territorios por los finqueros del pasado, que fueron arrebatados de sus tierras para ser empleados como fuerza de trabajo, y que entregaron sus tierras a los capataces que hoy se nos presentan como amigos.
Los primeros pasos y las primeras voces que caminaron este territorio continúan andando, está representado en los pluriversos que hoy tenemos memoria, que conservamos en la narración que nuestros ancestrxs nos dejaron. Somos los pueblos que sabemos que nuestra existencia es una “urdimbre de múltiples cuerpos”, cuerpos que han sabido mantener y proteger esta inmensa biodiversidad que, en plena crisis climática y medioambiental, aún representa nuestra tierra. Somos las alternativas y estamos vivas.
Hoy nuevamente Layú bee y nosotrxs, que somos parte orgánica de ella, debemos estar alerta, ya que el nuevo finquero que ocupa la silla presidencial quiere fragmentar nuestro territorio para entregarlo a los capataces, a los que realmente representa. Porque si los dejamos avanzar, ellos vendrán a “despojarnos de la tierra, la memoria, cerrarnos los oídos y el corazón para no escuchar las voces que como presagio nos advierten: es hora de caminar con mucho cuidado”.
Desde la región del Istmo de Tehuantepec
Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio – APIIDTT
Aclaración:
El título de este escrito en 3 partes, tomando como referencia al lanzado por el Sup Moi y Galeano el 03/03/22. ¿Por qué? Como bien está especificado en el comunicado del EZLN, pasada la invasión no habrá entonces “quien dé cuenta del paisaje”. La guerra, a la que hacen referencia los compas zapatistas en su comunicado, comparte con la transformación que el Corredor Interoceánico pretende para el Istmo, pues también aquí en Layú Bee: “Hay intereses del gran capital en juego, por ambos lados”, “hay intervenciones-invasiones-destrucciones buenas, Las buenas son las que realizan sus afines” y “Quienes ganan son los grandes consorcios armamentistas y los grandes capitales que ven la oportunidad para conquistar, destruir/reconstruir territorios, es decir, crear nuevos mercados de mercancías y de consumidores, de personas”. Es por esto que: No Habrá Paisaje Después de la Transformación.
«La carrera por el Istmo de Tehuantepec»
Seguridad Nacional, Inspiración Nacional y América para los Americanos.
“Queda abolido el modelo neoliberal” reza un comunicado emitido por el capataz con fecha 17 de marzo de 2019. Renace de los escombros entonces el liberalismo decimonónico, ese que se caracteriza por una mezcla de ideas e ideologías religiosas con eso que llaman humanismo. Un modelo en donde los enemigos de ayer, hoy son amigos; donde los principales beneficiarios del despojo son gente honrada; donde los multimillonarios del país no han dejado de aumentar sus riquezas; bueno, lo mismo que ayer.
En este nuevo panorama político que amenaza Layú Nabe, hay un dicho que los defensores del capataz de palacio defienden a capa y espada -con o sin fundamentos, eso ya no importa en tiempos de Transformación-: “por fin un gobierno volteó a ver el sureste mexicano”. Por eso nos preguntamos ¿Qué está sucediendo en el sureste?
Más allá de las promesas de desarrollo y progreso, emprendimiento, sociedades cooperativas con los hombres blancos poderosos como Larrea y Hank, el extractivismo sustentable y el despojo amigable que el capataz balbucea todas las mañanas en televisión a nivel nacional. Para entender un poco al monstruo que se nos viene encima es pertinente recordar las palabras de Wodrow Wilson, referidas por Galeano en 1970: “Un país -decía- es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido”. Las rutas comerciales a lo largo y ancho del planeta han sido una constante en la larga historia de la acumulación capitalista, estas rutas estratégicas dan cuenta de la premisa de Wilson.
Solo hace falta asomar la cabeza más allá de nuestras narices y podremos percatarnos del surgimiento de Panamá, como una república catapultada por la expansión del imperialismo estadounidense. Incluso ir más allá y vislumbraremos la desaparición del fellah (comunidades campesinas) egipcio con la construcción del canal de Suez, lo que llevó a Egipto a meter la cabeza en el lazo del capital europeo. Ahora vemos a Ucrania, como escenario de disputa entre los imperialismos estadounidense, ruso y chino que en su afán de dominación destruyen y moldean territorios que les son ajenos, por encima de todo, por encima de todxs. Toda expansión geopolítica se acompaña de una considerable presencia militar, que se vuelve un factor necesario para el control económico y político del capital en determinado territorio, así lo vemos también nosotros, así lo ven también nuestras hermanas y hermanos mayas en la Península de Yucatán.
Nuestros territorios no son ajenos a esta urgencia y reacomodo geopolítico que, a nivel internacional, se disputan en estos momentos en el tablero denominado Ucrania y que antes fue Panamá, Suez, Malaca, Irak, Ormuz, tanto más. Y sabemos que en este punto se formulan los clásicos “¿cuál reacomodo?, ¿cuál presencia extranjera?, son pagados por Claudio X González, Slim es un patriota honrado, los 100 mil desaparecidos son un invento de la oposición …”.
Seguimos. Primer punto, en los últimos meses Ken Salazar, el enviado especial de los finqueros del país del norte, ha anunciado que Estados Unidos (EEUU) invertirá 250 millones de dólares en los estados estratégicos que abarcan el Corredor Interoceánico y el Tren Maya, a través de la Agencia de los Estados Unidos de América para el Desarrollo Internacional (USAID), si, la misma USAID que financia a “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad” y de la que tanto se ha dicho que mueve los hilos de la “oposición”.
Segundo punto, del 7 al 21 de mayo se realizó por primera vez en territorio mexicano -sorpresa en el sur-sureste- los ejercicios militares “Tradewinds 2022” ejecutados y patrocinados por el Comando Sur de EEUU -los mismos que se han encargado de enraizar la Doctrina Monroe a lo largo y ancho del continente-. En él participaron 1500 militares de 23 países, Tradewinds tiene como finalidad fortalecer su capacidad de reacción en la región y desarrollar nuevos procedimientos operativos estándar, así como entrenamiento para dilución de protestas o disturbios urbanos y de lucha contra las bombas molotov.
Tercero, en los últimos meses se han enviado y movilizado un total de 4,362 elementos militares para brindar seguridad al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, este despliegue inicial se da después de que la SEMAR anunciara que la inseguridad y atraso en el megaproyecto es consecuencia de la presencia de grupos del crimen organizado y grupos antagónicos -comunidades indígenas organizadas- porque claro, para la “seguridad nacional”, pueblos indígenas y grupos del narco son equiparables.
Por último, la cereza del pastel. Nuevamente el señor de las noticias importantes, no el de la matutina, sino el de las noticias que vienen de fuera, las noticias que en realidad le importan a los finqueros, Ken Salazar, anunció hace un poco más de 10 días que la solución al problema migratorio -consecuencia del modo de producción dominante- es trasladar implícitamente la frontera norte de México a la cintura del país, al Istmo de Tehuantepec. Porque claro, es más fácil controlar militar, política y económicamente una frontera de 80 millas que una de 2000 millas.
Y así la USAID, el Comando Sur y la SEMAR hacen acto de presencia en esta carrera por la región sur del país, mientras vemos con total calma que EEUU con su vocero oficial, entra y sale de Palacio Nacional, para anunciar y dictar las reglas del juego, sin necesidad de caminar días y kilómetros y sin tener que tocar las puertas como recientemente lo hicieron nuestras hermanas y hermanos wixarikas, o lo han hecho los pueblos desplazados por grupos paramilitares, o los estudiantes y maestros reprimidos, o las familias en busca de sus desaparecidos. Y entonces, el capataz, el vocero y los finqueros se embarcan juntos en una travesía para conseguir dar “seguridad” (militar) y “estabilidad” (económica) a esta región estratégica, tan convulsa, tan rebelde, tan indomable.
De “la Sección 22 es el peor mal social de Oaxaca” a Operativos Agave Azul: Ahora todos somos luchadores sociales
La democracia representativa ha vuelto a las calles y comunidades, con su basura y circo electoral. ¿Qué sería de la democracia representativa sin los payasos que hacen de esta temporada el circo?, están primero los de relleno, esos que nos hacen creer que hay una contienda dura y ardua por tu bienestar, luego están los otros que se disputan puntos de “popularidad” esos que te hacen creer que la disputa electoral es algo serio. ¡Pero claro tu voto importa! ¡Por supuesto que formas parte del cambio!.
Sin diferencia alguna, es claro que el candidato que gane la gubernatura del estado de Oaxaca está alineado a la política de despojo/Transformación que privilegia los intereses privados de las empresas nacionales, internacionales y al crimen organizado.
También es claro que ganará el que tenga mejores alianzas en esta carrera por el poder, y se murmura quien es este candidato. Hoy parece que el decreto que puso fin al neoliberalismo también puso fin a la memoria histórica de lucha del pueblo oaxaqueño, por eso los criminales de ayer, hoy se presentan bendecidos y como luchadores sociales, que dicen haber caminado siempre del lado del pueblo.
El terror y la impunidad están a la vuelta de la esquina, tienen nombres y partidos, y dicen por ahí que lo que no se nombra no existe. Como plataforma está MORENA, como lema “ya viene la transformación a Oaxaca”, como actores una lista de estelares:
Salomón Jara Cruz, enemigo declarado del magisterio oaxaqueño y quien por arte de magia -en un circo también hay magos- desapareció mil millones de pesos de la SEDAPA; Beatriz Rodríguez Casanovas, ex secretaria de turismo y Jorge Franco Vargas, ex secretario general de gobierno, ambos en tiempos de URO y responsables todos de desapariciones, asesinatos y caravanas de la muerte en 2006; al acusado por desaparición forzada y portación de armas de uso exclusivo del Ejército asesinado en una posada decembrina -con narcocartulina- en Jalapa de Díaz en 2019 cuando fungía como edil, Arturo García Velázquez, relevando de su cargo a su esposa Fernanda Barbosa Sosa; Lizbeth Victoria Huerta, quien también supo desaparecer en su cargo, como presidenta de Nochixtlán, 8 millones 795 mil 285 de pesos y a la activista Claudia Uruchurtu.
Además tenemos a los malabaristas. “Nino” -así le dicen-, líder de los presidentes municipales emanados de Morena del Istmo de Tehuantepec y principal operador financiero de Salomón Jara Cruz, desde hace al menos seis años: Antonino Morales Toledo ha sido investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera como parte de una investigación internacional llamada “Agave Azul”, que arrojó una inmensa red de lavado de dinero ilícito. Antonino como líder estatal de la organización FUCO y tras las investigaciones del operativo “Agave Azul” por sus vínculos con el crimen organizado, creó la Fundación Antonino Morales Toledo A.C., y hoy es una pieza clave en la campaña de Salomón Jara como candidato a la gubernatura de Oaxaca.
A la mitad de esta pista tenemos a los acróbatas, criminales de ayer y hoy como ángeles de la democracia y la justicia. En esta carrera de payasos por la conquista del poder, no importa que en estos cinco meses 50 mujeres hayan sido víctimas de feminicidio en el estado, siendo el Istmo la región más violenta para las mujeres. Da igual que en esta misma región hayan sido asesinados un total de 96 personas (según datos oficiales); o que decenas de periodistas están siendo asesinados por ejercer su labor, uno de ellos ultimado en Salina Cruz.
Es irrelevante que el país cuente con más de cien mil personas desaparecidas, cifra que supera las registradas en dictaduras como en el Cono Sur. Nada de eso importa, porque desde la inauguración de la 4ta Transformación, los únicos atacados, criminalizados, perseguidos, señalados y amenazados, son estos nuevos luchadores sociales. Todos los otros datos son leyendas del modelo neoliberal, la única historia que importa es el circo, la disputa entre payasos que se aglutinan en uno u otro partido político, lo demás es un invento de los no luchadores sociales.
El reparto de Layú Nabe
En esta región estrecha moldeada por agua y viento, se pretende instalar una gran infraestructura constituida por: 300 km de vías férreas, que partirán a Layú Nabe en dos. A este tramo se le unirán dos vías férreas más, con longitudes de 328 km y 459 km; un Gasoducto que correrá de Tuxpan a Salina Cruz, donde ya se posicionaron las norteamericanas Mirage Energy y Northern Hemisphere Logistics; de 10 clústeres industriales iniciales a las que se le sumarian un aproximado de 18 más; los puertos ampliados de Salina Cruz y Coatzacoalcos; además de los parques eólicos y las concesiones mineras ya presentes en la región.
Los primeros que llegaron a este reordenamiento son aquellos que se están encargando de modernizar las vías férreas que parte de Salina Cruz a Coatzacoalcos: Grupo Azvi de España, aliada histórica de la familia Salinas de Gortari; Grupo Industrial Hermes propiedad de Carlos Hank Rhon, aliado estratégico de Oderbrecht; COPASA de España; Consorcio FERROMAZ que tiene como principal socio a Grupo México propiedad de German Larrea; Grupo SACMAG que tiene como principales clientes a Industria Peñoles, Nestlé y FEMSA; COMSA corporación de España y Construcción y Maquinaria SEF que tiene como principal cliente a Grupo México. Pero sabemos, ya los hemos escuchado “ellos solo modernizarán las vías y se irán, esas vías las utilizaremos los pobladores”, claro, porque German Larrea es un ser honrado.
Ya en la recta final de esta carrera, se juntaron el pasado 22 de abril de este año en San Juan de Ulua, Veracruz, el capataz de palacio con el enviado especial del país del norte, Ken Salazar, como interlocutor de los finqueros que están interesados en ser parte del reparto de la región del Istmo de Tehuantepec. A este espacio asistieron 22 empresas transnacionales interesadas en convertir al Istmo en su ruta de paso. Allí estuvieron: los acusados de explotación laboral y de oponerse a la sindicalización como Accenture Ltd. & General Motors; los interesados en la producción de energía eólica como Applied Energy Services (AES Corporation) & EDP Renewables; los magnates de la agroindustria, bioindustria e industria farmacéutica, CARGILL; también los interesados en la extracción hídrica, Constellation Brands; la industria automotriz con presencia de -más el ya referido- Daimler Truck North America LLC & Navistar (Volkswagen Group). Estuvieron también los interesados en transporte y producción de gas e industria química como Pacific Limited, Sempra Infraestructure & TC Energy, además de Kansas City Southern, AECOM, INDEX, AT&T, INVENERGY, CUMMINS, FEDEX, Progress Rail, Rassini, UPS &VISTEON.
“Cuando se habla del modelo neoliberal, he llegado a sostener que si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción, no sería del todo malo. Es que se puede tratar del modelo económico más perfecto” se escuchó en la matutina en voz del capataz. 3 años después de haber decretado la extinción del modelo Neoliberal, se ha decidido que este sistema económico y político también ha de ser bendecido… Se cierra el telón, termina la función.
En fin, todos vienen por un trozo de Layú Nabe, lo sabemos, pero EL ISTMO ES NUESTRO, no importa cuanto lo deseen.
Desde Layú Nabe
Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio
Guidxi Rucaalú
El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma cuando combate, dice la doceava tesis de la historia de W. Benjamín. En efecto, qué sería de esta región inserta en los intereses geopolíticos de los finqueros, sin aquellas mujeres y hombres que no esperaron que esta -nuestra- generación les agradeciese por sus acciones, sino que dejaron en la memoria el recuerdo de que ellas y ellos fueron abatidxs, perseguidxs y amenazadxs por la defensa de Layú Nabee.
En la Sierra de Santa Marta se conserva la memoria de la rebelión de Acayucan (1906). Una sublevación en donde nahuas junto a los y las tannundajïïyi (popolucas) se enfrentaron al reordenamiento territorial, que había conllevado a la especulación y despojo de más de 80 mil Ha de tierras por la construcción de las vías férreas en su territorio. Contrario a lo que relata la historia oficial, nuestras hermanas nahuas y tannundajïïyi defendieron su territorio junto a los miembros del Partido Liberal Mexicano. Y sabían que la defensa del territorio no podía ir desligada del momento histórico, el impulso y la victoria de la revolución política y económica que el PLM pregonó hasta las últimas consecuencias.
Mientras tanto, en la planicie costera se susurra de una generación a otra una de las rebeliones más importantes del siglo XIX, la cual se opuso a la construcción de una vía interoceánica que implicaba el despojo de los terrenos, posesión de los pueblos de la región, así como la privatización de las salinas como pago de los préstamos que financiaron la guerra contra Francia. Esta rebelión no está inserta en la historia oficial, pero sí en el recuerdo de la lucha encabezada por Che Gorio Meledre transmitida mediante la historia y memoria oral.
En Juchitán, aún se recuerda de voz en voz aquel movimiento que luchó por la recuperación de tierras comunales, las cuales estaban en manos de terratenientes; se guarda en la memoria la constante recuperación de las salinas y la lucha histórica por el nombramiento autoridades agrarias, que conllevó a la toma del poder municipal por la ardua movilización de la población lo que significaba en primera instancia la voluntad popular para dirigir su comunidad. Cómo olvidar esos años 70’s que marcaron la vida de hombres y mujeres binnizá y que hoy se transmiten como saberes de generación a generación.
Nuevamente, la historia que el poder intenta negar. No podemos olvidar el encuentro en el cual se dieron cita más de 30 comunidades, ejidos y pueblos de Oaxaca y principalmente del Istmo como son las ayuujk (mixe), tannundajïïyi, binnizá, ikoots y angpon (zoque), en la comunidad de Matías Romero. Allí se reunieron aquellos sujetos que forman parte de la historia, nuestra historia, para analizar y ver las formas y modos de combatir el entonces megaproyecto zedillista “Programa Integral de Desarrollo Económico para el Istmo de Tehuantepec”, el mismo que hoy ha sido reciclado bajo un nuevo nombre y un nuevo capataz. Desde aquel año de 1997 los pueblos reunidos en Matías Romero declararon que “El Istmo es Nuestro” no de los gobiernos ni de las empresas.
Quizá la desmemoria es una cualidad del nuevo capataz y sus seguidores. Pero ¿qué sería de nosotras y nosotros sin esa memoria que ha de recordarnos que somos pueblos con historia? ¿Qué sería de nuestro presente si olvidamos aquella batalla dada por nuestras hermanas y hermanos ikoots y binnizá? El 2012 fue el escenario de aquel combate que nuestros pueblos dieron, contra aquel que pretendió ser el mayor parque de generación de energía eólica en Latinoamérica, impulsado por los gobiernos calderonista y peñista en contubernio con la multinacional Mareña Renovables (con capital español, holandes y japonés). Qué sería ahora de las lagunas superior e inferior, sagradas para quienes en los litorales se desenvuelven, sin la ardua lucha emprendida por los pueblos de mar y viento contra uno de los más grandes emprendimientos del capitalismo verde.
Esta no es toda la historia de aquellos que dejaron huella para el conocimiento histórico de Layú Nabee, son solamente fragmentos de las varias memorias que como mujeres, hombres y otroas hemos guardado de generación a generación. Hacer nuestro el pasado no significa conocerlo como realmente fue, hacerlo nuestro “significa apoderarse de un recuerdo tal como éste relumbra en un instante de peligro”. Hoy el peligro se deposita en los oídos de los seguidores del capataz, oídos, que se vuelven sordos a los susurros de aquellos que ayer enfrentaron al mismo monstruo que hoy se presenta con nuevo nombre y diferente color.
Hoy el peligro sé vistió de izquierda y desde su podium convence a sus seguidores de que los pueblos indígenas no hemos sido sujetos de historia en los pasados regímenes; hoy el capataz ha hecho creer a sus seguidores que nuestra historia como pueblos comienza con él; ha querido borrar que como pueblos indígenas hemos sido los primeros en enfrentar el despojo; el capataz ha convencido a sus fieles de que la defensa de los territorios inicia con él al frente y es garantizada por sus instituciones clientelares. Hoy el peligro amenaza la permanencia y continuidad de la memoria, así como a los receptores de la misma, lo que ha conllevado a muchas y a muchos a entregarse como instrumentos de réplica del capataz.
Ahora, más que nunca, es preciso arrancar la memoria de manos del conformismo, pues la memoria desde un podium todas las mañanas está siendo sometida. Porque el capataz no solo viene como redentor y mesías, sino que pretende terminar como vencedor. Hacer el pasado nuestro es una chispa de esperanza que únicamente los pueblos sabemos aprovechar, porque si el capataz vence tampoco nuestros muertos estarán a salvo de él. La chispa de la esperanza que nuestra memoria nos trae hoy nuevamente se hace presente, porque la conciencia de hacer saltar el continnum de cada época es propia de los pueblos indígenas en el instante de su acción.
¿Pensaba acaso que el silencio de los oprimidos reinaría durante su gobierno? Sin duda, la violencia sigue siendo su arma de respuesta a aquellas demandas colectivas que prometió resolver y hoy ha dejado en el olvido. Los pueblos que luchamos en el pasado somos los mismos que mantenemos las luchas por el presente y el futuro. Ahí estamos, estuvimos y estaremos resistiendo con firmeza, sin importar el cambio de capataz, porque sabemos que los partidos no resolverán los agravios que históricamente hemos padecido. Sin miedo a equivocarnos, decimos que no existió el fin de una era política, ni el inicio de otra, sino la continuidad de un capitalismo depredador.
Hoy, la chispa de la esperanza acciona, habla y piensa en ayuujk con machete en mano, expulsando en más de una treintena de ocasiones a la empresa La Peninsular de Grupo Hermes, quienes tienen adjudicado la licitación para la “modernización” de 50 km de vías férreas del FIT en el tramo que atraviesa el territorio de quienes en la zona norte de la Layú Nabee habitan. Esta misma chispa se hace presente al sur, donde mujeres binnizá defienden su territorio en nombre del totopo, del maíz y del viento, desde la acción y reflexión en diidxazá en contra de la instalación de un clúster agroindustrial, textil y metalúrgico de más de 400 Ha, que en su monte del Pitayal se pretende erigir.
Pero para poder hacer saltar el continnum de esta época, será necesaria la solidaridad de todxs lxs que habitamos este territorio y de quienes, desde otras diversas geografías, escuchan nuestros susurros. Porque aunque nos encontramos geográficamente dispersas, dispersos y dispersoas, en un mundo interconectado por el Capitalismo, el Estado y el Patriarcado, todo lo que atañe a un territorio geoestratégico también afecta a otras regiones del globo.
Si ellos interconectan el mundo para el despojo y la acumulación de capital, nosotrxs debemos interconectar nuestros mundos para la resistencia.
En este Tren llamado “Cuarta Transformación” con sus vagones nombrados “Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec” y “Tren Maya”, es momento de encontrarnos no para dar un freno de emergencia a este Tren, sino para generar las condiciones que echen abajo las estaciones del tren. Y en este sentido, ser los pueblos indígenas, junto a la solidaridad de nuestrxs hermanxs de los muchos mundos que caben en este mundo, los protagonistas de la locomotora de la historia.
Es por esto que, CONVOCAMOS a naciones, tribus, pueblos, comunidades, organizaciones y colectivxs indígenas, sociales, populares, medios libres o como se llamen y a todxs quienes luchan y resisten en Oaxaca, México y el Mundo a colaborar, apoyar y participar en la Caravana y Encuentro Internacional “EL SUR RESISTE” a realizarse en los territorios amenazados por los megaproyectos Corredor Interoceánico y Tren Maya, durante la primavera 2023, con el objetivo de reencontrarnos después de tres años de pandemia y articular nuestras experiencias, sentires, formas de luchar y resistir. Este llamado es extemporáneo y apremiante, ante la devastación, despojo y saqueo que está ocurriendo en este momento, mientras sigue corriendo el reloj del juicio final y los estragos de la crisis climática impactan nuestros territorios.
Para ellos estaremos realizando e invitando a reuniones de preparación, organización y articulación en diversos territorios de México y el Mundo, por lo que invitamos a estar pendientes de los próximos llamados, susurros y pasos a dar entre todxs
Sin duda son más las venas que nos unen,
que las grietas que nos dividen,
desde Layú Nabee está es nuestra palabra:
Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio – APIIDTT
P.D. Más del 60 % de abstención en las elecciones a gobernador en Oaxaca.
¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo y floreciendo. En la retirada de las urnas construimos resistencia.