El pasado 2 de julio de 2022 platicamos con algunos habitantes de los pueblos originarios del sur de la Ciudad Monstruo. Nos compartieron distintas problemáticas de las cuales resaltamos dos de ellas: la falta de reconocimiento como pueblos originarios por parte del Gobierno de la Ciudad de México y el reglamento de cementerios.

La Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México (Sepi) publicó el 30 de mayo de 2022 un sistema de registro en el que los pueblos originarios de la ciudad monstruo deben anotarse para ser reconocidos como tales. Quienes, a juicio del gobierno de la ciudad, no tengan un dictamen favorable, no serán considerados como pueblos originarios y, en consecuencia, perderán los derechos colectivos que hoy se le les reconocen y serán identificados simplemente como grupos sociales. Con este sistema de registro, el gobierno de la ciudad, además, determinará cuál es el espacio geográfico que pertenece a los pueblos originarios, con lo cual se abriría paso al posible despojo del territorio por parte de las empresas inmobiliarias, como en los hechos ha ocurrido, por ejemplo, con el pueblo de Xoco. Con este proceso el gobierno de la ciudad tendrá, asimismo, un mayor poder de decisión del presupuesto que se asignará a los pueblos originarios. Entre los requisitos absurdos, o al menos cuestionables, que pide el gobierno de la ciudad a los pueblos se encuentran los siguientes: un documento que acredite que conservan instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, tradición histórica y cosmovisión desde antes de la Colonia; un listado completo de los integrantes de la comunidad, con todos los documentos oficiales que lo avalen; un documento que acredite la territorialidad colectiva; además de un croquis donde se delimite el espacio geográfico del pueblo.

En lo que toca a la problemática de los panteones, en marzo de 2022 se decretó el Reglamento de Cementerios y Servicios Funerarios con el que se quitó la administración de los panteones territoriales a los pueblos originarios y se le asignó esta tarea a las alcaldías y al gobierno de la ciudad. Con ello, los habitantes de los pueblos han dejado de dar mantenimiento a los panteones, no han tenido acceso a la información del estado de los cementerios, además de que ha aumentado la corrupción en estos lugares.

Escuchemos a dos habitantes de Culhuacán, de los pueblos de Santa María Tomatlán y Los Reyes, respectivamente. Ellas y ellos nos hablan de la falta de reconocimiento como pueblos originarios por parte del gobierno de la ciudad, de la ley de panteones, del crecimiento de las empresas inmobiliarias en sus territorios y de la manera como se han organizado.

Un habitante de San Bernabé Ocotepec en Magdalena Contreras nos platica de los conflictos con las autoridades locales por la administración de los panteones.

Habitantes de Santa Cecilia Tepetlapa y de Santiago Tepalcatlalpan, en Xochimilco, mencionaron la falta de reconocimiento como pueblos originarios por parte del gobierno de la ciudad, la inseguridad en esta Alcaldía, así como la manera como se han organizado con otros pueblos de la ciudad.