Cada vez somos más mexicanos los que hemos debido abandonar nuestras casas, trabajo y comunidad. Lo hemos hecho contra nuestra voluntad, dejando costumbres y tradiciones ancestrales producto del esfuerzo familiar de años y generaciones enteras. En esa carrera por salvar la vida, hemos sufrido la pérdida de seres queridos, hemos visto fragmentarse nuestras familias.